Tardé una hora en conocerte y solo un día en enamorarme. Pero me llevará toda una vida lograr olvidarte
Dicen que las alegrías, cuando se comparten, se agrandan. Y que en cambio, con las penas pasa al revés. Se achican. Tal vez lo que sucede, es que al compartir, lo que se dilata es el corazón. Y un corazón dilatado esta mejor capacitado para gozar de las alegrías y mejor defendido para que las penas no nos lastimen por dentro.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)